La Obra

Publiqué en varias antologías, algunas importantes, en revistas, sitios, algunos de ellos de los mejores. Me escribieron felicitándome escritores que yo leía de chico, o cuando recién arrancaba con el tema de difundir lo que escribía, publiqué algunos libros en editoriales cartoneras con éxito a su escala. Ahora van a salir dos libros míos, mis primeros libros. Chozas, la novela que edita Ciprés en Córdoba; y Los Muertos, el de cuentos que editará El Mensú en Villa María gracias al Premio que me entregaron. Recién empiezo a publicar, a gestarme como escritor, pero, sin embargo, no puedo sacarme de la cabeza varias preguntas inspiradas por la respuesta que dio Martín Cristal en esta entrevista. "el trabajo de un escritor no podía consistir sólo en eso de publicar un libro tras otro", esa frase, Dios! Que reveladora, que desafiante, que inabarcable. ¿Qué será una obra? ¿La irá uno descubriendo a medida que publica sus libros si es que existe? ¿Se constituirá una vez que uno muera y solo por esa razón? ¿Debe uno trabajar para ella? ¿Qué es, en definitiva, una obra? Concuerdo con Cristal, pero estoy en desacuerdo con un concepto absoluto de Obra. Me parece que la imperfección, la irregularidad, los puntos bajos y cierto misticismo que permita estudiarla por años, la terminan de configurar. ¿Debe uno ocuparse de esto mientras escribe? ¿uno debe escribir sus textos y ya, o tiene que trabajar pensando en la Obra que va a dejar? No lo sé, amigos escritores, lectores y estudiosos. Los invito a contarme lo que les parece en los comentarios.

2 coment:

Pablo Seguí dijo...

Ahora leo acá lo que habías puesto en Facebook, Pablo. Y me quedo pensando, de nuevo.

Citás, de un tal Martín Cristal: "el trabajo de un escritor no podía consistir sólo en eso de publicar un libro tras otro". Me agarra la duda: ¿un escritor trabaja? Si sí, ¿qué se debe entender por "trabajar"?

Medio como que algunos escritores sí que "trabajan", en el sentido que sigue: pactan con grandes editoriales la edición de tal o cual libro suyo, y hacen todo lo posible de su parte para que el libro venda bien, esto es, mucho.

La cosa no es mala en sí. La cosa en sí: que un libro venda bien, esto es, mucho. Lo que me quedo pensando es en si esa meta que anhelan ciertos escritores no exigen, no sé, cambios en su propia forma de pensar, en sus convicciones, en su ideología, etcétera. Lo principal: si ese anhelo no modifica -para peor- su escritura, la escritura que hubiera podido alcanzar de no estar pensando en eso: en ser exitoso, famoso. No sé si los escritores "dignos" de aparecer en algún "Ricos y famosos de la Cultura" están haciendo las cosas "bien". Hacerlas bien: en vistas a la propia Obra.

Me acuerdo, al poner esa palabra, del cuento "La obra secreta", de Borges.

Vaya a saber. Son cosas que me nacen de leer este textito, y quizá de venir leyéndote. ¿Ser gestor de uno como escritor? ¿Qué "sacrificios" implica? ¿Qué se puede negociar y qué está fuera de discusión?

Muy por otro lado: adelante con los dos nuevos libros. Que encuentren lectores que los agradezcan.

Saludos sanvicentinos.

Pablo Seguí dijo...

No me acuerdo exactamente si el cuento de Borges se llama "La obra secreta" o "El milagro secreto". Es aquel en el que el protagonista, "frente al pelotón de fusilamiento", tiene la oportunidad de pergeñar, durante un año, una obra, pero para nadie: sólo para hacerla, para pergeñarla.