"Los textos nunca reciben tanta atención como uno puede imaginar al escribirlos."

Miguel Angel Muñoz nació en Almería en 1970 y publicó su primer libro de cuentos El Síndrome Chejov hace dos años. La edición estuvo a cargo de Páginas de Espuma, el sello más importante de España dedicado al género. La madurez de sus relatos emociona, se parecen de a momentos a postulados de un género que el autor conoce, acaricia y reafirma.


Su blog, El síndrome Chéjov, es una muestra acabada de pasión y altura literaria. Tuve la suerte de participar en uno de sus proyectos y aproveché para someterlo al cuestionario de mimbre:


Se dijo de usted que es uno de los mejores escritores producto de la influencia Chejoviana en España. ¿Cómo se siente con el mote? ¿Cuál es la participación que imagina por parte del lector a la hora de delinear un cuento?


No creo tener tal consideración. Tampoco sabría responder bien respecto de si mis relatos son más o menos chejovianos. Lo que está claro es que haber publicado un libro llamado “El síndrome Chéjov”, en el que hay un relato sobre el gran autor ruso, me ha colgado –y merecido lo tengo- el mote. Es un peligro claro el escribir relatos literarios. Si escribes un relato sobre Carver, algunos críticos te llamarán carveriano, y si otro sobre Santa Teresa, Teresiano.
Respecto de la participación del lector, la imagino total, pero al final eso acaba siendo una presunción: los textos nunca reciben tanta atención como uno puede imaginar al escribirlos.


¿Detrás de todo personaje está la trampa de la vida esperando para tirarle una zancadilla?


La tarea del héroe, como en aquel fantástico libro de Savater, requiere la superación de una serie de pruebas que darán fe de su naturaleza heroica. Me temo que ocurre lo mismo con los antihéroes, y en ese caso las pruebas casi nunca son superadas.


¿El síndrome Chejov, podría haber sido El Síndrome Cortázar?


Antes que Chéjov, Cortázar me contagió la pasión por el relato. Lo adoro, aunque ahora lea más a Chéjov –quizás porque a Cortázar lo leí a fondo durante mucho tiempo-. Chéjov todavía guarda muchas sorpresas. Pero he de confesar que nombraría a Cortázar patrón de los cuentistas. Incluso su nombre, Julio, es regio, papal, santificable.


En cuanto a los finales Chejovianos, esos que se parecen a una escena promedio de la vida… casi como finales sin remate. ¿Cuál es el sentido imprimen a los cuentos?

Precisamente el que mencionas en la pregunta, demostrarnos que la literatura, de un modo artificial, nos puede dejar suspendidos de ninguna parte, sin certezas...como la vida.


¿Qué lugar cree que tiene el cuento corto, o el brevísimo, en las nuevas formas de difusión, como por ejemplo, los blogs? ¿Y qué lugar en las letras contemporáneas españolas?


El cuento, y especialmente el microrrelato, más dado a su difusión digital, están viviendo un bonito romance con Internet. El público amante del relato ha encontrado en los blogs una forma estimulante de conocer mejor a los autores de cuento, y las editoriales dedicadas al género también un modo de poner su producto en el mercado, y facilitar el conocimiento del mismo por los posibles lectores. En las letras españolas, creo que el cuento está en un momento de transición, vital, a medio camino entre el asentamiento definitivo como un género de lectura normalizada, y las incertidumbres que genera su escasa difusión. Las grandes editoriales nunca confiarán en el cuento, y las pequeñas tienen numerosos problemas para afrontar su apuesta por el relato. Todo dependerá del aguante de los autores, y de su capacidad de alternar su trabajo novelístico (mayoritario) con el cuentístico (¿siempre minoritario?).

¿Abordamos diferente la lectura de texto según el soporte donde se ha publicado, por ejemplo, leemos igual un blog que un libro?


El blog tiene las dificultades de lectura propias de la pantalla electrónica. Yo, que soy bloguero, no leo con frecuencia en Internet textos largos de creación, aunque sí artículos o textos no narrativos. Me cuesta meterme en una historia vista en pantalla –márgenes, letra, alrededores estéticos de la página, diseño del blog-. Nunca publico textos propios de creación en el blog, y caigo en el pecado de escribir textos demasiado largos. No coincido con la dictadura de lo que debe ser un blog, textos livianos y cortos, con multitud de enlaces. Las cosas no tienen por qué ser de un determinado modo. Soy consciente de que si mis textos fueran cortitos, y muy graciosos, tendría el doble de lectores, pero creo que los autores de blogs literarios –al fin y al cabo con un número de visitas miserable si los comparamos con las páginas de videos musicales, chistes o tías en bolas- debemos procurar hacer otra cosa. Afortunadamente, es una alegría comprobar el creciente número de páginas literarias de gran calidad.


¿Hacía dónde va llevar Internet a la literatura?


Creo que, respecto sólo del tema que comentábamos, los blogs literarios y especialmente los que atienden al relato, ha sido la literatura, el estado agobiante de la industria editorial, la necesidad de nuevas voces de darse a conocer y comunicarse, más allá de la dictadura del mercado que fuerza a etiquetar como literario lo que muchas veces no lo es, la que ha forzado a Internet a acogerla en su red interminable. Es un camino inverso. En cierto modo, Internet está funcionando como una ONG para todos los “sin voz” literarios que en el mundo somos.


¿Qué pasará con los libros de papel en unos años, cuando se instale en el mercado la hoja digital?


Si se lograra un “papel digital” de calidad, legible y cuyas hojas fueran fáciles de pasar adelante y atrás, me parecería bien que llegara a sustituir al libro impreso. Cuando entro en una librería y veo las montañas de “Mundos sin fin” y me imagino la de árboles que ha podido consumir esa pasta de papel, se me ponen los pelos como escarpias.


¿Qué pensas de los talleres literarios? ¿Y de la edición de los textos?


No los he frecuentado, pero creo que son otro de los puntales para la difusión actual del relato, especialmente porque conjugan, para el matriculado, la inquietud del aprendizaje con la posibilidad del fruto. El relato funciona como experimento. No se puede trabajar en un taller con novelas, y todo eso juega a favor del relato, aunque también puede crear cierto fundamentalismo procuento en detrimento de la novela u otros géneros. En cuanto a la edición de los textos que surgen de los talleres, entiendo que los alumnos se sientan felices con ello, aunque los resultados suelen ser medianos. Pero es una oportunidad más, y los autores jóvenes las necesitan. Me parece bien.


¿Qué es un buen lector?


No lo sé. Hay tantos tipos de buen lector como de libros. No es lo mismo un buen lector de Faulkner o Cortázar, que necesita tener apertura de miras y disposición al diálogo lector-libro, que el buen lector de “La catedral del mar” o “El código da Vinci”, que tiene que tener un punto de soberbia y displicencia, y creer que la literatura se ha inventado con ese tocho que tiene entre las manos.


¿Qué es un buen escritor, y uno malo?


Respuesta imposible. Los escritores se hacen buenos o malos, a veces, con el tiempo. Varía su cotización, los modos de ser juzgados por sus contemporáneos, pero quizás nos podríamos poner de acuerdo en que un buen escritor es capaz de sumar a la clásica “suspensión de la incredulidad” la capacidad de que el lector se implique en una aventura del lenguaje y la estructura que le llega a parecer propia, necesaria, vital, aunque no lo sea, y forme parte de un maravilloso artificio .


¿Qué requisitos debe reunir un libro para "volverte loco”?


Me gusta literatura muy variada, y esa es una de sus grandezas, el ser absolutamente feliz con libros tan distintos. Por comentar varios libros que me han vuelto loco últimamente, te diría que “La maravillosa vida breve de Oscar Wao” de Junot Diaz o “La carretera” de Cormac Mcarthy, que casualmente son los dos últimos premios Pulitzer. Tengo miedo de leer “Chesil beach”, porque creo que ningún nuevo libro de Mcewan me hará ya tan feliz como “Expiación”, y tengo ganas de que llegue a España la nueva novela de Ethan Canin, en la que tengo puestas esperanzas de que Canin dé el salto al gran autor que puede llegar a ser.








* Miguel Ángel Muñoz nació en 1970 en Almería, ciudad donde reside en la actualidad. Ha obtenido el reconocimiento de diversos certámenes literarios de ámbito nacional. Ha sido incluido en las antologías "Macondo boca arriba" (2006), editada por la UNAM y con selección de Fernando Iwasaki , y "Ficción Sur. Antología de relatistas andaluces" (2008), publicada por Editorial Traspiés. Su primer libro de relatos fue “El síndrome Chéjov” (2006, Editorial Páginas de Espuma). Desde la publicación del mismo mantiene el blog, centrado en el relato corto, http://www.elsindromechejov.blogspot.com/.

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3 coment:

marcelo dijo...

Muy buena.

El Viajero Solitario dijo...

Llego aquí siguiendo el rastro que ha dejado Miguel Ángel en su blog. Una entrevista muy interesante, Pablo.
Te descubrí en su día a través de los inéditos, pero luego, cosas de la red, te perdí la pista. Anoto tu dirección para leerte con calma, tiene muy buena pinta lo poco que he visto.
Saludos.

Lauren Mendinueta dijo...

Tu blog tiene mucho que leer. Un placer visitarlo.