LUCIANO LAMBERTI / H. 667/ 9/ W

- No -, dice papá.

Caminamos de noche por una calle de barrio: la luz de las esquinas atraviesa los árboles para formar figuras amarillas en el cemento. No se oyen radios ni motores; a lo sumo el ladrido de un perro invisible. Lejos del centro, la ciudad parece otra. Como si hubieran puesta una ciudad (una ciudad casi idéntica a la vieja ciudad) en el lugar de la vieja ciudad. Hemos bajado hace unas horas del colectivo, papá llevándome de la mano, y nos hemos internado despacio entre casas desconocidas. Ahora nuestros pasos raspan el pavimento. Acabo de preguntar a papá si sabe donde queda la casa del tío.

- No -, dice papá. – No vamos del tío.

Me suelta la mano y empieza a correr.



(de Sueños de siesta - La creciente - 2004)

4 coment:

Iván dijo...

Una genialidad ese texto. Raspa los huesos y hace parecer que es dolor.

Pablo Giordano dijo...

Así es, Iván.

Pablo Natale dijo...

Me extraña el paréntesis con la ciudad. Creo que la cabeza empieza a explotarme ahí.
Quizás un buen relato genera ese manojo de preguntas que me genera el final: ¿dónde? ¿por qué?

Anonymous dijo...

si papa, una joyita_
pablo oliver
pablo@gendigital.net