A D E L A N T O


En unos días estará a la venta en el local de la editorial Llanto de Mudo la antología del poeta Alberto Mazzocchi publicada en edición bilingue en París hace mucho tiempo y preparada ahora en español por el escritor Iván Wielikoseliek.
“Cuando el otoño golpeó con sus puños el alma y las calles dejaron pasar a los mendigos; cuando una vez más cayó la tarde con su viejo olor a lluvia en el impermeable de los pobres y la soledad se sentó en todas las sillas rojas de los bares, los poemas de Alberto E. Mazzocchi volvieron a leerse…”
dice W desde el apéndice, y continúa:
“No seré el primero ni el último a quien, por algún designio del azar, le caiga en manos la poesía de Alberto E. Mazzocchi.
Tampoco seré el primero ni el último de aquellos que, habiéndose quedado con la brutal resonancia de sus versos en la sangre, haya salido a buscar al poeta y sólo haya encontrado el rastro apagado de un fantasma.
Para todos los que se aventuren a cruzar el umbral de estos versos y salgan luego a buscar a su autor, les diré que apenas si quedan apagados ecos de su paso por el mundo…”

“En todo caso hubo una sola persona sobre la Tierra que ocupó el cargo de guardián absoluto de estos versos, y sin cuyo celo estos textos no hubiese atravesado casi medio siglo de indiferencia mediterránea. Esa persona fue el escritor Federico Undiano. Y si algún valor tiene este libro para la literatura de Córdoba y las famosas "generaciones venideras" (que de seguro se ocuparán de asuntos más pragmáticos y lucrativos que "la poesía de un suicida") es a él y sólo a él a quien hay que darle las gracias. Aunque sus ojos, el único par de ojos que parecen haber visto a ese que "realmente" fue Alberto E. Mazzocchi, estén enterrados en un campo de la provincia de Córdoba tras su muerte parisina; ocurrida hace ya más de ocho años. Sus ojos cerrados que duermen para siempre en aquel casco de estancia donde alguna vez Mazzocchi vivió diez días y de cuyo ámbito natural y familiar se sirvió para escribir, pocos meses después, "No sé por qué se debe morir". Ahí yace Federico, quien se llevó al más allá la única placa fotográfica posible de Mazzocchi, la del poeta y del hombre. Para todos los demás, apenas si nos habrá quedado el fantasma del primero y el testamento hecho poemario del segundo.
Quizás a estas dos maneras de continuidad tan palpable como inmaterial se reduzca toda vigencia; la eterna perdurabilidad de todo Evangelio”.



Poemas:





Olvidaba decirte
que el mar guarda el secreto
que yo no escribí en las piedras mi nombre
ni dejé a propósito una huella en el suelo
encontré la verdadera tristeza en estos cadáveres de pájaros
pero si también he apartado la arena
fue por algo
no temas que las hierbas divulguen mi muerte
las hierbas guardan el secreto
y si he perdido alguna medalla hace mucho
en ellas no hay ninguna leyenda
no temas que en las medallas se diga algo de mi muerte
las medallas son demasiado pequeñas
para escribir en ellas una leyenda
las gaviotas no saben nada
saben de sus nidos y del día
y del alimento que flota en el agua
pero tú sabes que muchos bosques han desaparecido
pero en esos caminos lo único que puedes hallar
es la soledad
no temas
es la soledad que se nutre
y no mi manto ni mi blusa
ni un cabello mío que ha quedado en alguna rama
el viento también guarda el secreto
si inclina los árboles las ramas altas de los árboles
y desparrama las hojas pequeñas de los pinos
o si despeina un niño pobre
o si sacude la falda de una mujer pobre
no es para decir mi nombre
la noche está allá en el barranco
donde estuvo siempre allá en el barranco
este mar guarda el secreto
no dirá a nadie que he muerto.

*



EPÍSTOLA A DYLAN THOMAS



Te escribiré
que en todos los países hay ríos
mediodías sombras espíritus que se juntan
calabazas llenas de agua para que beban los que se han ido
maderos disecados y extraños de esquifes
donde se aferran las mujeres para llorar
donde sube un cangrejo
diversas muertes que aún no han terminado
medianoches
instintos
máscaras
raíces

nostalgias emponzoñadas que reposan en los vientres
lejos aún de todo incrustadas
árboles que nos recuerdan lo que hemos abandonado
un cocktail distinto todos los días
ruedas de caucho dudas vergüenzas.

Y esto es todo lo que tienes
mientras no hay nadie
y esto es todo lo que tienes

hace tanto que las chovas desveladas han huído

y nada poseías
sólo el frío de tus carnes.

Quédate
ya nunca más
sólo la esperanza necesaria de los pobres.

Estábamos ebrios
desnudos o con las mangas mojadas
así llovía sobre nosotros
y así simplemente éramos hombres
habíamos comido y llorado.

Ahora ya todo está demasiado endurecido
ni los rostros besados.

Te escribiré
que en todos los países hay ríos
y además encontrarás
tu cara de gusano
tatuada en la falda de una mujer inglesa
o en un vaso de cristal.




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Alberto Mazzocchi nació en Las Varillas el día de la primavera de 1937. En 1956 abandonó la Facultad de Filosofía y Humanidades de Córdoba, tenía 18 años. Después de un viaje a Buenos Aires donde conoce a Federico Undiano (un dramaturgo Uruguayo fallecido en París en 2000) intentó suicidarse ingiriendo fármacos. No muere, pero la intoxicación le provocó un coma. Al año siguiente fue internado en un hospital siquiátrico, donde el tratamiento incluyé terapia de electroshock. Finalemnte se fuga. En enero de 1958, en medio de una discución con su madre, y frente a ella, se hiere a la altura del corazón con un cuchillo. Lo internaron en el sanatorio Las Rosas, pero otra vez logra fugarse, y con la ayuda de Federico Undiano obtiene los medios para escaparse a Buenos Aires, lejos de su madre que lo acosaba constantemente.
En abril de ese año se corta las venas de la muñeca izquierda, lo internan nuevamente. Lo absuelven de cumplir el servicio militar y en Marzo de 1959 viaja a Montevideo para reunirse con Undiano. Una vez más logra escapar del cerco materno con 20 años. En diciembre de ese año se casa con Lidia, diez años mayor que él, la relación se deteriora casi inmediatamente en medio de violentas peleas. Ella lo abandona y vuleve a la casa paterna, pero el no lo toleró y la obligó a regresar a punta de pistola. Se instalan en una pensión de la ciudad de Córdoba en donde lo sorprende la policía con órden de captura. A cien metro de allí, en las inmediaciones del Parque Sarmiento, a las 13,30 se pega un tiro en la sien. Era un 5 de febrero de 1961, tenía solo 22 años.
En septiembre de 1985, respetando el pedido que Mazzocchi le había hecho, Undiano publica en Paris un poemario que comprende sesenta y cuatro de sus textos en edición bilingue por Edition Harmattan. Este conjunto es el m´pas completo que se haya publicado hasta el presente y se ofrece en la web por € ,50. En el ámbito académico, el filósofo frances Jacques Aureillan basó su tesis de lingüistica en la vida y obra de Mazzocchi. El trabajo se llamó RIO-CAMINO-CALLE // TRES VIAS PARA UNA BUSQUEDA, y fue presentado en la Universidad de la Sorbonne- Paris IV, en octubre de 1986.
Su producción literaria se extiende a otras obras: A PAUL ELUARD, que fue publicado con el seudónimo de Mariette Vibert, en Laurel –Hojas de Poesía, N° 9-10, Córdoba en Octubre-Noviembre de 1957; EPISTOLA A DYLAN THOMAS con el seudónimo de Ivan Schlav, en Marcha N970, Montevideo julio de 1959; y ALBERTO MAZZOCCHI, RAROS Y OTROS POEMAS, Los Huevos del Plata, colección La Cáscara del Huevo, Montevideo 1970.
Casi no se encuentran referencias sobre su vida más que estas. Se lo nombra como uno de los símbolos de la poesía cordobeza de los 50’ en el N 1 de la revista Andén, de Córdoba; donde además se lo encasilla dentro de los que lograron asimilar mesuradamente la experiencia surrealista junto a Requena; en una nota firmada por Gaspar Pio del Corro.
La obra de Mazzocchi, estimada en unos mil doscientos poemas, está marcada por un destino particular. La mayor parte de sus textos permanece desconocida. Quiza se encuentren abandonados en una despensa, un sótano, un granero, o bien dispersos entre familiares o amigos que los ignoran, sin descartar la posibilidad de que hasta hayan sido destruídos por desconocimiento de su valor, desprovistos de toda utilidad.

7 coment:

P dijo...

Sonrisa blanca con olor :D

Anonymous dijo...

Pablo: Te has ganado el título de ADELANTADO publicando con "Las Varillas me Mata" a Alberto Mazzochi tiempo ha. No puedo dejar de pensar en la inevitable relación existente entre el nombre de lo que hoy es tu Blog, y 'el tiro del final' en la sien de uno de sus hijos en el Parque Sarmiento, a los 22 años.Leyendo tu página, soy un convencido que es mucho lo que se sabe de él, a pesar de nosotros: los varillenses. Porque -y tengo que pasar el aviso, aún a tu pesar- este es un pueblo de mitómanos, ya que su fundador fue un invento, y se lo hizo nacer por lo menos unos tres años antes de que existera, por lo que al ser sus hijos, heredamos los genes de nuestros mayores, blufferos de primera línea. (Doble espacio)Personalmente lo único que leí y conocí de él, fue gracias a vos. Te reitero mi agradecimiento de corazón, y mi afecto sincero y grande, que te envío con mis felicitaciones. Robert.

Diego Fonseca dijo...

Lo que he visto me gustó.

Desirée dijo...

Por primera vez busqué en internet el nombre de mi tío abuelo "Federico Undiano" y me llenó de emoción encontrar palabras dedicadas a su persona. Pensar que en casa de mi abuela hay incontables pertenencias suyas. Desde escritos hasta pinturas y esculturas, todas guardadas junto a sus pertenencias que arribaron desde Francia. Y pensar que desde chica escuché historias de él junto a su amigo "Mazzocchi".

Antonio De Saavedra dijo...

Estimado Pablo: Quería acotar algo a lo escrito sobre Alberto E. Mazzocchi. Antes de editarse Raros Y Otros Poemas, Federico Undiano publicó en Agosto de 1969 una plaqueta titulada Poemas en la misma colección La Cáscara Del Huevo, en cuya portada se reproduce un dibujo del autor dedicada a Undiano. En ella se incluían sus dos únicos poemas publicados ("A Paul Eluard" y "Epistola A Dylan Thomas") y 6 poemas más (entre ellos el estremecedor poema "No Sé Por Qué Se Debe Morir..."), además de notas bibliográficas y de una breve ficha biobibliográfica. El ejemplar fotocopiado que poseo está depositado -eso espero- en la Biblioteca Córdoba (sito Av. Colón 273), y me fue entregado por el poeta peruano Amaro Nay -residente en Córdoba- en una de sus visitas a Lima en 1996. Nay también me dio una "placa simple" (sin fecha pero que debe ser de 1996) de Iván Wielikosielek llamada Versos Degollados, en cuyo número uno se divulgaron 2 poemas de Mazzocchi: "Conoces Los Muros Sin Frisos..." y "Aunque No Puedo Decir...". Solo quería acotar estos datos en este post pues me alegra muchísimo que se vaya difundiendo la palabra de este gran poeta argentino. Además que la lectura de Mazzocchi fue una de las más reveladoras que he tenido en mi vida. Saludos desde Lima, Perú. Su amigo Antonio De Saavedra http://antoniodesaavedra.blogspot.com/

Pablo Seguí dijo...

Qué hermosos poemas.

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