Emilio Moyano publicó "El libro blanco"



A  veces las historias de viaje surgen o desembocan en historias de amor, como si el movimiento y el paso de una estación o aeropuerto a otro, o de un país o una ciudad a otra muy cercana o muy lejana, fuese la ocasión ideal para un cambio. Casi nadie gira en vano ni siquiera en los viajes circulares, y la mayoría de los desplazamientos parecen cumplir con su promesa de un cambio, al menos en algún orden, pero no es menos cierto que cuando este se da puede que agrade o defraude a su protagonista.
Bruno Giordano, el narrador protagonista de El libro blanco (Ciprés Ediciones), del cordobés Emilio Moyano, pasa por ambas situaciones. En un primer momento, llega a Madrid como una de las tantas víctimas de la economía argentina de fines de la década de 1990, consigue un trabajo y conoce a una mujer, Manuela, con quien vive durante un tiempo hasta que esta lo termina engañando. La novela comienza cuando se abre un segundo momento: después de un tiempo prolongado en el que Bruno sólo alterna el trabajo con las horas frente al televisor, abatido e indiferente por la ruptura, decide hacer un viaje de fin de semana a Lisboa, donde se encontrará con Virginia, la mujer que lo había cautivado cuando ambos se conocieron, cinco años atrás, en el aeropuerto de Ezeiza momentos antes de iniciar el viaje a España.
“En un sentido estricto, la historia surgió de un viaje que hicimos con mi esposa al sur de Europa”, señala Moyano sobre los motivos que lo llevaron a escribir esta historia. Y añade: “Tal vez parezca un poco pretencioso de mi parte, pero esa experiencia me dejó con tantos interrogantes que sentí la necesidad de escribir cuáles eran mis impresiones sobre ese lugar del mundo”.
Mundo imaginario
Más allá de este episodio personal, el autor advierte que no se trata de un libro autobiográfico, “aunque seguramente debe haber muchísimas referencias a mi propia vida, así como a mis traumas, mis miedos, mis deseos”, y más bien le gusta pensar que es “un mundo ficcional, autónomo, ajeno a mí mismo, un ejercicio de la voluntad y la imaginación”.
La novela tematiza la búsqueda existencial y amorosa del personaje, que una vez en España debe padecer el comienzo de la crisis, más que nada de la propia, y el atentado en la estación de Atocha. Enfrentado al solipsismo que le ofrece su propia soledad, se golpeará una y otra vez –con una novia ocasional y con los compañeros de trabajo: hasta encontrarle una vuelta a las cosas y decidirse por escribir lo que le había pasado. Pero es el reencuentro con Virginia el que le revela la posibilidad de un cambio, más que nada de empezar a reescribir su historia desde otro lugar.
–¿Te interesaba, al menos en parte, hacer una toma de la crisis de una generación, de sus vaivenes?–A pesar de los intereses particulares, sin dudas que es así. El protagonista pertenece a mi generación y de alguna manera todos sus prejuicios estéticos e ideológicos se corresponden con los de aquellos que hemos nacido a finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970. Y si bien posee sus variantes, en el fondo está marcado por las distintas idas y vueltas que nos caracterizan y que nos alejan de otras generaciones, para quienes todo era blanco o era negro, sin ningún otro matiz el medio. Es un personaje que puede mirar las cosas en perspectiva y paralelamente sufrir de la falta de certezas.

Por Gustavo Pablos para La Voz del Interior.

2 coment:

Monica dijo...

justo estoy viviendo en un alquiler temporario en Recoleta y me gustaria conseguir el libro, podre hacerlo aqui?

Anónimo dijo...

En el Centro Cultura España-Buenos Aires, calle Florida 943. Preguntar por David Rodríguez Seoane.