La cultura

   En abril de 2007 un músico y un periódico se confabularon para hacer un curioso experimento:

   Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.
   Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música.Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha. Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino. Quien más atención prestó fue un niño de tres años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.
   En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.
   El violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.

(Vía bertigo)

4 coment:

Anónimo dijo...

interesante experimento. ¿que conclusiones se pueden extraer? a)la gente que circula por el metro no es su "clientela" b)por el hecho de estar "mendigando" no era "digno" de ser escuchado con atención c)otras... -daniel

Pablo dijo...

Según el estudio, creo que las conclusiones fueron, sorprendentemente, todas.

Pablo dijo...

Según el estudio, creo que las conclusiones fueron, sorprendentemente, todas.

Anónimo dijo...

Por lo menos pudimos comprobar que existe gente hacinada en sectores más sensibles. Un teatro no es una estación de trenes donde la gente se aglutina ( y a dirario) sin preguntarse ¿cuánto más?. "Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha." Ya no estamos más aptos para poner valor...perdimos gran parte de aquel pequeño demonio hace tiempo...hoy sólo se trata de orden y poquitas cosas más...