Quizás también habría que retirar del mercado Imposturas intelectuales, publicado en 1998 por Sokal y Bricmont. Al final de su capítulo dedicado a Lacan, los autores concluían:
Los defensores de Lacan (y de otros autores estudiados en este libro) tienen a responder a estas críticas con una estrategia que podríamos llamar de "ni/ni": esos escritos no se deben valorar ni como científicos, ni como filosóficos, ni como poéticos, ni... Nos hallamos ante lo que podría denominar "misticismo laico": misticismo, porque el discurso intenta producir efectos mentales que no son puramente estéticos, pero sin apelar a la razón; laico, porque las referencias culturales (Kant, Hegel, Marx, Freud, matemáticas, literatura contemporánea, etc.) no tienen nada que ver con las religiones tradicionales y son atractivas para el lector moderno. Por lo demás, los escritos de Lacan adquirieron, con el tiempo, un carácter cada vez más críptico -característica común de muchos textos sagrados-, combinando los juegos de palabras y la sintaxis fracturada, y sirviendo de base para la exégesis reverente de sus discípulos. Es, pues, legítimo preguntarse si no estamos, al fin y al cabo, en presencia de una nueva religión.
(*vía La revolución Naturalista)
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