El psicoanálisis como religión

Siguiendo con el tema del desmoronamiento del psicoanálisis científico, me entero que Sophie Robert, condenada a pagar 300.000 euros y a retirar su documental El Muro. Vivimos en una era "postsecular", donde no está bien ofender los sentimientos religiosos, ni los sentimientos de los psicoanalistas lacanianos.

 


Quizás también habría que retirar del mercado Imposturas intelectuales, publicado en 1998 por Sokal y Bricmont. Al final de su capítulo dedicado a Lacan, los autores concluían:

Los defensores de Lacan (y de otros autores estudiados en este libro) tienen a responder a estas críticas con una estrategia que podríamos llamar de "ni/ni": esos escritos no se deben valorar ni como científicos, ni como filosóficos, ni como poéticos, ni... Nos hallamos ante lo que podría denominar "misticismo laico": misticismo, porque el discurso intenta producir efectos mentales que no son puramente estéticos, pero sin apelar a la razón; laico, porque las referencias culturales (Kant, Hegel, Marx, Freud, matemáticas, literatura contemporánea, etc.) no tienen nada que ver con las religiones tradicionales y son atractivas para el lector moderno. Por lo demás, los escritos de Lacan adquirieron, con el tiempo, un carácter cada vez más críptico -característica común de muchos textos sagrados-, combinando los juegos de palabras y la sintaxis fracturada, y sirviendo de base para la exégesis reverente de sus discípulos. Es, pues, legítimo preguntarse si no estamos, al fin y al cabo, en presencia de una nueva religión.

(*vía La revolución Naturalista)