Hace más de un año, un loco editor de Carolina del Norte llamado Marlow Peerse Weaver me invitó a participar de su famosa antología multinacional “In Our Own Word”. Un compendio de más de setenta países escribiendo sobre la propia generación (60 al 80). Todos los textos (poemas, cuentos, ensayos) están en Ingles. Los míos fueron traducidos por Dolores Hernández.
Aparezco al último, sin comentarios biográficos ni de traducción. Me parece que entré rasguñando. Los demás publicados se reparten entre periodistas de Portugal, Estados Unidos, India y Macedonia, entre otros. Hay refugiados de guerras, víctimas de Chernóbil, escritores y periodistas que se autodefinen como freelance, estudiantes de diversas universidades, directores de Marketing, cantautores, actores y monologistas australianos, checos que se cambian de nombre, críticos, cineastas, editores finlandeses, desarrolladores multimedia, pianistas, Albaneses traductores de Borges, directores de cadenas televisivas, pintores, activistas gays, profesores de matemática, biología y psicología de Canadá y Tanzania, grupos literarios radicales, humoristas, profesores de idiomas marroquíes, un grupo de poetas que aparecieron en un (según consta) famoso documental trasmitido por la cadena ABC y HBO. El único nombre que pude reconocer en esta edición es el del islandés Bragi Ólafsson (ex bajista de la mítica Sugarcubes, la banda que integró Björk en los inicios). Yo soy el único argentino (pobre patria) con tres poemas que ya no recuerdo en español y que según amigos de la traductora, son mejores las traducciones que los originales.
Del contenido no puedo decirles nada, no sé Ingles; pero, según consta en contratapa, esta colección de libros recibió comentarios auspiciosos del Paris Atlantic, The Compulsive Reader (Australia), JAAM (Nueva Zelanda), el Times de la India, el Broekspraak de Holanda, el Michigan Daily y el San Antonio Curret de los Estados Unidos, entre otros.
Quienes quieran mofarse de él, deberán comprarlo; va a estar a la venta en las librería más grandes, o acá.
Aparezco al último, sin comentarios biográficos ni de traducción. Me parece que entré rasguñando. Los demás publicados se reparten entre periodistas de Portugal, Estados Unidos, India y Macedonia, entre otros. Hay refugiados de guerras, víctimas de Chernóbil, escritores y periodistas que se autodefinen como freelance, estudiantes de diversas universidades, directores de Marketing, cantautores, actores y monologistas australianos, checos que se cambian de nombre, críticos, cineastas, editores finlandeses, desarrolladores multimedia, pianistas, Albaneses traductores de Borges, directores de cadenas televisivas, pintores, activistas gays, profesores de matemática, biología y psicología de Canadá y Tanzania, grupos literarios radicales, humoristas, profesores de idiomas marroquíes, un grupo de poetas que aparecieron en un (según consta) famoso documental trasmitido por la cadena ABC y HBO. El único nombre que pude reconocer en esta edición es el del islandés Bragi Ólafsson (ex bajista de la mítica Sugarcubes, la banda que integró Björk en los inicios). Yo soy el único argentino (pobre patria) con tres poemas que ya no recuerdo en español y que según amigos de la traductora, son mejores las traducciones que los originales.
Del contenido no puedo decirles nada, no sé Ingles; pero, según consta en contratapa, esta colección de libros recibió comentarios auspiciosos del Paris Atlantic, The Compulsive Reader (Australia), JAAM (Nueva Zelanda), el Times de la India, el Broekspraak de Holanda, el Michigan Daily y el San Antonio Curret de los Estados Unidos, entre otros.
Quienes quieran mofarse de él, deberán comprarlo; va a estar a la venta en las librería más grandes, o acá.
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