Eso del poeta como vaticinador es un mito

Carlos Barbarito nació en Pergamino, Argentina, el 6 de febrero de 1955. Su obra comprende libros de poesía y de crítica de artes plásticas. En el primero de los géneros citados, publicó: Poesía quebrada; Caballos y otros poemas; Parte de entrañas; El peso de los días y Piedra encerrada en piedra, entre otros.

Barbarito es Premio Fundación Alejandro González Gattone, Premio Fondo Nacional de las Artes, Gran Premio Libertad, Premio Francisco López Merino, Premio Hespérides y Mención Plural de México, Premio Iparagirre Saria 2005, España, para citar solo algunos.


Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés (por Brian Cole, Héctor Ranea, Stefan Beyst, y Ricardo Nirenberg), al francés (por Chantal Enright, Jean Dif, Frie Flammend y Elina Kohen), al portugués (por Andréa Santos , Andréa Ponte Ana María Rodriguez González, Rudolph Link y Alberto Augusto Miranda) y al holandés (por Stefan Beyst).
Es miembro del Consejo Editorial de la revista Matérika de San José de Costa Rica e integra el staff de http://www.losnoveles.net/
Quise trasladarle las preguntas del cuestionario de mimbre gracias al contactó que propició una antología de microficción que está a punto de salir y nos incluye, entre otros 98 autores de distintos países. Barbarito no se hizo esperar y contestó a las pocas horas.
¿Es verdad que la poesía está subvalorada con respecto a otros géneros?
La cuestión es quien establece la escala de valores. Y en el negocio editorial es el mercado, si no no sería un negocio. Se publica, salvo excepciones, prosa y dentro de la prosa, novela y libros de autoayuda, biografìas no autorizadas. Un poeta, Guillermo Boido, dice que la poesía no se vende porque no se vende. Los poetas, los que escribimos poesía, somos seres humanos, no abstracciones, y hacemos lo que podemos, nos equivocamos, cometemos torpezas, nos contradecimos. Un poeta actúa a través de las grietas, de los intersticios, no porque lo quiera, porque está obligado a hacerlo. Generalmente, y al decir generalmente me expreso con suavidad, fracasa. Fracasamos. La única estética posible es la del fracaso, dice Cocteau. Y dice Keith Jarrett, frase que le gusta repetir al poeta y pintor Alejandro Puga, no hago lo que quiero, hago lo que puedo. A veces siento que hay un elefante enfrente y yo dispongo de una cerbatana. La cerbatana es mi poesía. Disparo contra esa masa de carne endurecida por los siglos. En la Biblia se lee: Dura cosa es dar coces contra el aguijón.

¿La poesía se ha elevado demasiado en su forma o son los lectores los que han descendido?En los setenta se acostumbraba a decir que el arte debía bajar al pueblo. Yo me imaginaba al arte como una especie de satélite en órbita alrededor de la tierra que debía ser atraído mediante artes magnéticas. Una nave construida por alienígenas o por ciertos elegidos que miran al mundo desde arriba a través de las ventanillas. Hago poesía. Desde hace más de treinta y cinco años. No provengo de Marte y mi padre es telegrafista jubilado, mi madre ama de casa. Trabajo durante horas en una biblioteca. De elegido nada. Además, ¿quién se supone es el elector y bajo qué parámetros actúa? ¿La Academia de Letras, el mercado, alguna sociedad de escritores, un partido político? Un escritor es el resultado de experiencias y lecturas, de azares y elecciones, de dolores, insomnios y malentendidos. Hay ocasiones en las que pienso que debí ser ferretero o jardinero, no esto. En otras, bendigo mi oficio o arte. Ya lo dijo Cortázar hace años, la preocupación no es por los escritores, es por los lectores, sobre todo los jóvenes cercados y envilecidosen masa, empujados al peor de los mundos.

¿Qué es un buen lector?
¿Un buen lector? No soy yo. Soy un asistemático, anárquico, desesperado devorador de libros. Leo a los saltos, de atrás para adelante.

¿Qué opinión te merece la literatura al estilo Codigo Da Vinci; o la ficción con frágiles pretensiones de no-ficción?
Amo lo suficiente a Leonardo como para prestarle alguna atención a ese libro. Sí, es ficción pero vendida como si se tratase de una especie de verdad revelada. Y en ello radica la vileza.
¿Qué es un buen escritor, y uno malo?
Supongo que el buen escritor es quien escribe literatura auténtica, en el sentido de auténtico como cosa que puede sostenerse en sí misma, sin necesidad de algo exterior (escándalos, relaciones públicas o premios más o menos serios).
¿Abordamos diferente la lectura de texto según el soporte donde se ha publicado, por ejemplo, leemos igual un blog que un libro?
Sí, supongo que sí. No es lo mismo una pantalla que el papel. Lo extraño es que casi nunca escribí un poema a mano. Primero a máquina y luego en la computadora. Tal vez sea porque me permite tener una idea de la disposición que tendrá el poema cuando esté impreso. O, también, una velada forma de locura.

¿Hacía dónde va llevar Internet a la literatura?No lo sé, no soy futurólogo. Eso del vate, el poeta como vaticinador, como profeta es un mito. Otro más.

¿Qué pasará con los libros de papel en unos años, cuando se instale en el mercado la hoja digital?
La misma pregunta se la hicieron los que usaban papiro o pergamino cuando llegó el papel. Aunque, claro, el salto ahora es inmenso. A veces pienso que los libros serán un objeto de museo, otras veces los siento capaces de dar batalla y vencer. ¿Y si hubiese una vía media, el papel y lo digital compatiendo espacios en la cultura, cada una con su especifidad y alcances?

La cultura de la imagen cada vez gana mayor terreno, sin ir más lejos, muchos chatean con dibujitos en vez de escribir las palabras. ¿Cuál es el valor de la palabra como "símbolo" u "objeto"? ¿Hacia dónde avanza o retrocede la comunicación con palabras?
La comunicación es un fenómeno dinámico, cambiante, vital. Se mueve en muchas direcciones. Mal que le pese a la Real Academia, las palabras no se quedan quietas y obedientes en el diccionario. La cultura de la imagen no es un hecho nuevo, pensemos en las cavernas de Altamira o en los frescos de Pompeya, algunos pintados para solaz de ciertos erotómanos. Claro, asistimos a cambios profundos, radicales y ante ello tenemos más dudas que certezas.

¿Qué pensás de los talleres literarios? ¿Y de la edición de los textos?Nunca asistí a ninguno. Tuve algunos a mi cargo para algún dinero extra. Fracasé. O no, algunos amigos provienen de aquellos días. Me perdonaron, incluso hasta algunos me quieren.

¿Qué es "volverse loco" con un libro?Es cien veces mejor volverse loco por una mujer. Ahora, libros que me produjeron un tremendo impacto son varios, pero hay tres que puedo nombrar sin equivocarme al respecto: El ombligo de los limbos de Artaud, Una temporada en el infierno de Rimbaud y Viaje al centro de la tierra de Julio Verne, mi otro padre. Agrego uno más, Alicia en el País de las Maravillas de Carroll.

¿Qué requisitos debe reunir un libro para "volverte loco"?Lo respondí antes, es preferible para volverse loco una mujer que un libro. Un libro puede traer noticias de costas lejanas, de amplios y luminosos océanos, de fuentes de remotos Nilos, de animales prodigiosos, incluso de sueños, relámpagos, máquinas y teatros. Pero, ¿cómo superar la imagen de una mujer atravesando un puente, ante un espejo y vista de espaldas, o dejándose alumbrar por la luz de la luna mientras anda por una playa?
(fotografía de Karina Barg http://www.karinabarg.com.ar)
Sitio oficial, multilingüe
Blog de Carlos Barbarito

1 coment:

Son Poemas dijo...

Respuestas acordes con el oficio = "Políticamente correcto", aunque muy entretenido.
No hay poeta modesto, a pesar de la insistencia.

Gracias.