Mientras agonizo

Alguna vez se pensó que él y Thomas Pynchon eran la misma persona, a punto tal que decidió romper su férreo silencio para aclarar el malentendido. También se lo comparó con el elusivo Salinger, y aceptó fotografiarse, aunque no demasiado. Cuando lo entrevistaron para el Paris Review, aprovechó su momento para desmentir que se trataba de un escritor difícil, experimental y entrópico. Sin embargo, en el marco de una literatura norteamericana volcada mayormente al realismo, Gaddis llevó adelante una obra a contramano que lo dejó sin el éxito y sin el aura de misterio de sus contemporáneos. A propósito de Agape se paga, su novela póstuma sobre el monólogo de un moribundo, el prólogo de Rodrigo Fresán sirve de perfecta introducción a William Gaddis, un escritor cuya obra cumbre se llama, irónicamente, Los reconocimientos. (sigue en Radar Libros)