amanece
canta
la cama tendida
no
cabe otra quietud
por
miedo a explotar
las
piernas de Leticia salen del baño
miro
su espalda cuando se sienta en la cama y desata el pelo
nos
sobresaltó recién
un
extraño canto de gallo
llama
ahogada que por fin
despierta
entre los troncos
ese
despertador fue
otra
vez sirena
abrazo
de despedida
al
borde en cada
onírico
barco
desayunamos
nuestras
manos
vencidas
sobre la mesa
dejan
que el silencio las acaricie
cosas
que solo pueden vivir
en un
poema
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